Dos días después cuando ya era la hora 06:00 A.M. y estaba llegando a casa, mientras cerraba la reja de mi casa volvió a pasar el hombre, ya la luz estaba afuera y varios vecinos del sector barriendo el frente de sus casas y sacando la basura.
El hombre llegó diagonal a mi casa, revisó unas bolsas, sacó unas latas y cuando ya se iba pasó frente a mi casa y muy amable saludó "buenos días, hermanito", yo respondí su saludo, pero tampoco pude hacer lo que hago cuando veo machos pasar muy temprano (mostrarles el culo)
Así pasó mucho tiempo y sólo cruzabamos palabra saludándonos, el hombre es muy amable, saluda a todo el que se le atraviesa. Hasta que una mañana amanecí con toda la intención fuerte de mostrarle el culo, así que esperé en mi terraza a ver si él pasaba y efectivamente lo vi a lo lejos abriendo unas bolsas.
Aunque ustedes, mis lectores saben que me gusta hacer esto, les confieso que cada que lo hago me da una sensación de tensión en el estómago, me tiemblan las piernas, me late el corazón ... pero la adrenalina siempre me impulsa.
Es normal que me ponga así, más porque en una ocasión mostré mi culo a un reciclador y el muy amargado me dijo "te voy a picar a punta de machete como me vuelvas a pelar el culo."
En fin, ya les doy por enterados que no todas las veces salgo victorioso. En todo caso, vi a este hombre que traía un jean corto roto que dejaba ver fragmentos de sus muslos, una comisilla o esqueleto color amarillo, gorra, guantes negros y unas de esas imitaciones de calzado Crocs algo desgastados. Miré alrededor y no había nadie en el sector (al menos que yo viera) me bajé la pantaloneta y dejé ver el hilo rojo que había elegido para que este hombre me viera por primera vez lucir para él.
Esta foto fue tomada esa madrugada, antes de pasar el protagonista.
Sentí el ruido de la llanta de su bicicleta acercarse, giré un poco y estaba abriendo unas bolsas, yo tenía un balde cerca y simulé estar depositando algo en el balde para que no se viera como "voy a mostrarle el culo a este tipo."
—buenos días, herman...— sentí por su saludo incompleto que había sido como un frenón verme ahí en hilo dental.
Yo voltee, subí lentamente mi pantaloneta y le dije —Hola, buenos días—
Noté que su rostro se desdibujó, me miró algo rayado o medio tímido y siguió su camino.
Siempre barro el frente de mi casa al llegar de hacer deporte, así que lo seguí viendo, pero entendí que no le hizo para nada gracia verme así. Lo digo porque se le veía incómodo cuando le tocaba pasar por mi casa, ya no me saludaba sonriente, era más seco. Lo hacía quizá porque se sentía comprometido al verme ahí barriendo. A mi como no me gusta incomodar a nadie, decidí evitarlo cuando pasara.
Ah, pero como a veces soy algo reiterativo, un día cualquiera, mucho tiempo después, evitando hasta cruzar miradas, decidí mostrar mi culo cada día que le tocaba pasar por mi casa.
Después de barrer, entraba a mi casa, dejaba la puerta medio abierta y como a esa hora aún duermen en casa, puedo ser mas atrevido. Así que cuando lo veía acercarse, dejaba ver mi culo justo cuando él pasaba.
Me da risa recordar su cara cuando pasa frente a mi casa y echa la mirada hacia mi vivienda como el que no quiere ver.
Así ha seguido siendo, cada lunes, miércoles y viernes pasa sin falta y yo estoy en la puerta mostrando descaradamente mi culito cuando él pasa.
Me he dado cuenta que cuando ya sigue de largo, voltea para ver hacia mi casa y yo nada más me echo a reír mordiendo mis labios, mirando por la ventana sin que él me vea. Pasa dos veces por la mañana: cuando va subiendo y luego de bajada.
Probablemente cambió su actitud conmigo porque mi actuar le pareció atrevido, por eso guarda distancia. Quizá piensa que si me saluda me va a dar motivos para que yo lo aborde, pero en este caso me conformo con que me robo su mirada esos tres días de la semana. Finalmente, por ahí dicen que los ojos no se cansan de mirar.
Me excita ver como mira a mi casa cuando pasa en frente, porque él sabe que ahí va a ver mi culo y sabe que lo hago para que él vea.
No sé si un día me anime a abordarlo, pero por lo pronto me aferro al dicho que dice "tanto va el agua al cántaro, hasta que se llena."
Si llega a pasar algo con él, uds saben que yo se los hago saber.
¡Hasta un próximo relato!
Con cariño,
Bree Rincón
buena historia bebé
ResponderBorrarGracias, querido Isaac 😉
BorrarMuchas gracias por visitar mi blog.
ResponderBorrarSaludos,
Bree
En que barrio vives ahora?
ResponderBorrarRegresa a twitter
ResponderBorrar