sábado, 28 de marzo de 2020

La putería en tiempos del Coronavirus 🦠 [FINAL]


Continuación...


... entendí la intención, agarré con mi mano izquierda su verga lubricando, agité su miembro, miré alrededor y me incliné hacia su entrepierna, observé de cerca esa verga erecta y me llevé los testículos a la boca, haciéndole círculos con la punta de la lengua, halé sus testículos con mis labios y procedí inmediatamente a su miembro erecto.

No es un pene grande, pero un tamaño promedio erecto, manejado por un cuerpo delicioso, abrí mi boca lo más que pude y empecé a succionar, jalando la verga, como felino hambriento  devorando una presa; así me sentía pues llevaba tiempo sin disfrutar sexo oral.

«Me voy a llegar» dijo aquel hombre, saqué su miembro de mi boca y con la boca húmeda de babas le dije «Aguanta un poco, quiero seguir»

Ojalá hubiese podido grabar la expresión de su rostro al ver cómo le hacía sexo oral, me miraba como queriendo decir que le gustaba. Tímidamente me agarró una nalga. Eso me gustó y menee mi culito.

«No te muevas que se mueve el carro y nos pillan» susurró el taxista. Sentí su verga en mi garganta y ahí fue cuando me agarró fuerte por la cabeza para prolongar su verga en mi boca, pero casi vomito y la saqué.

«¿Será que me grabas chupándote la verga con mi cel?» le pregunté. Asintió con su cabeza y saqué mi celular torpemente del bolsillo para entregárselo.
Le indiqué cómo hacerlo y continué mamando verga con muchas ganas, él no duró mucho grabando y dejó el celular a un lado. Le bajé más sus pantalones y acaricié sus muslos mientras agilizaba los movimientos de mi cabeza mamando.


«Aguanta, aguanta» me decía con voz entrecortada. Los movimientos de mi cuello y cabeza mientras tenía esa verga en mi boca produjeron que me volviese a agarrar fuerte por la cabeza y se empezó a mover, como follándome la boca, me sentí incómodo en esa posición, pero cuando hay alma de perra nada de eso cuenta.

Soltó un chorro de semen y yo dejé que eyaculara en mi cara. Yo parecía un raspao’ de $1500 chorreado de leche condensada. El hombre agarró una toalla que tenía a un lado y se limpió toda la leche que le ayudé a sacar.

Me reí con la cara chorreada y él lo hizo tímidamente. «¿Me das tu número para pedir tu servicio cuando lo necesite?» le pregunté y él me lo facilitó.

Limpié mi cara y nos fuimos del lugar. Me trajo a casa y cuando ya se iba me dijo «Gracias...»
«Gracias a usted» le respondí pícaramente.

«Ya sabes, me escribes normal, que la mujer revisa mi celular» advirtió. Me despedí guiñando y así fue mi breve mamada en medio de esta circunstancia del Covid-19.

Sé que al leer esta continuación preguntarán dónde está el video de aquella mamada. Pues qué puntería tan mala, no enfocó donde era y además me falló el almacenamiento del celular.

-FIN-

¡Gracias por tomarte un tiempo y por tu paciencia!

Espero sus comentarios, estaré actualizando mi contenido en el blog durante esta temporada, donde no puedo compartir videos por obvias razones, mientras superamos la pandemia.

Ah, y recuerda, QUÉDATE EN CASA. Y aprovecha para ponerte al día con mis relatos, si eres nuevo/a lector/a.

Hasta una nueva entrega, mis morbosillos. 😉

martes, 24 de marzo de 2020

La putería en los tiempos de pandemia🦠


Venía en reposo anal desde hacía casi mes y medio a causa de unas laceraciones por tener sexo con poca lubricación con un hombre dotado; pero ese no es el tema de este relato.

En Colombia se están tomando medidas para evitar la propagación del Covid-19, por tal razón hoy 24 de marzo se inicia cuarentena durante 19 días, como la mayoría de los colombianos, yo salí esta tarde a hacer unas compras para abastecimiento. Fui el elegido para ir a realizar las compras.

Todos estos días sin sexo me tienen con la libido por las nubes, así que cuando me estaba alistando para salir, decidí abrir mi cajón escondido donde guardo mi lencería femenina y la sensualidad se me activó al ver mis trapitos, escogí una malla con hilo rojo, algo llamativo. El rojo es un color que atrapa a cualquier macho a la hora de lucir lencería.

Mientras iba caminando hacia el supermercado sentía el hilo rozar en mi ano y esa sensación me hacía ver a cuanto hombre transitaba.

Cuando llegué a la puerta del supermercado vi en el parqueadero a un taxista maduro que decía a todo mundo que pasaba “¡A LA ORDEN, TAXI!” a mí me llamó la atención porque se veía todavía enterito, o sea, bastante atractivo, además se le marcaba un bulto que acaparó mi atención. Lo miré sutil y me dijo

Taxista: —Habla, flaco ¿taxi?
Bree: — ahora no, en un rato
Taxista: — todo bien, mijo

Hoy amanecí que quería comerme hasta un poste de electricidad, vi muchos hombres con testosterona en su punto. Hice rápidamente lo que me encargaron comprar, salí del supermercado con mis bolsas y el taxista no estaba, miré a mi alrededor y por ahí no estaba el señor taxista, otro taxista poco agraciado me miró, ofreciendo taxi y le dije “gracias, estoy esperando a alguien”.

Ya llevaba casi 10 minutos ahí esperando y me daba vergüenza estar ahí y nada que aparecía el maduro que había visto al entrar, pero nada.
Me iba dirigiendo al otro señor, cuando de repente... vi al maduro atractivo con su mascarilla puesta, lo miré y le hice señas. Se bajó y me dijo que por turno le correspondía al otro taxista que estaba en espera, pero yo le dije

Bree: —no, yo quiero que me lleves tú
Taxista: — [risas] ¿así es la vaina?
Bree: sí, es que ese otro señor tiene cara de amargado, además yo le dije que te estaba esperando
Taxista: — ah bacano, ¿pa’ onde vas?

Le indiqué la dirección y me ayudó a subir las bolsas. El taxi no era lujoso pero no me importó, al menos tiene aire y vidrios polarizados, con eso ya tenía para poner mi anzuelo.
El tipo es bastante jovial, conversador, cuando ya estábamos rumbo a mi destino, le pregunté si ya estaba listo para la cuarentena y me dijo que estaba “embolatado” porque todo estaba quieto, le pregunté si trabajaba con plataformas de servicio...

Bree: — ... pero tú trabajas con plataforma como Uber, inDriver...
Taxista: — aro, aro, yo uso eso
Bree: — entonces podrás trabajar por ese medio, ya que es permitido
Taxista: — ¿así es la vaina?
Bree: — sí, así que, ahí tienes opción
Taxista: — pero no es lo mismo, marica, en todo caso ahí se hace lo que se pueda
Bree: — al menos culea mucho, no hay de otra: ver TV, navegar en internet, comer, culear y así sucesivamente hasta que todo llegue a su normalidad
Taxista: — [risas] joa sí
Bree: — pobre mujer tuya... y qué envidia... ¿cuántos años tienes?
Taxista: — 54 años... ¿envidia por qué? ¿No tienes costilla? (Haciendo referencia a si tenía mujer)
Bree: nombe, no tengo costilla, pero la envidia es por tu mujer...

En ese momento el maduro me miró fijamente y agregó...

Taxista: — ¿así es la vaina? [risas] pero a mí no me gustan los hombres, mijo
Bree: — [risas] me parece perfecto, igual sólo es un decir...

Disimuladamente me acomodé el jean, bajándolo a propósito cuidadosamente para que se alcanzara a ver mi malla sexy ... y lo logré.

El taxista miró por reojo

Taxista: — uy, ¿y eso?
Bree: — ¿qué cosa?
Taxista: — nada [risas]
Bree: — ay, pero diiiime... no seas malo
Taxista: — eso que tienes puesto [risa tímida]

Respondí fingiendo timidez

Bree: — qué pena, pensé que no habías visto, es que me lo puse porque en un rato tengo un encuentro para aprovechar antes de la cuarentena oficial
Taxista: — ¿Sisa? Eres la verga [risas]
Bree: — ¿verga? [risas]
Taxista: — la buena, mijo [risas]
Bree: — ¿será que puedo tomarme una foto para mandársela al man con el que posiblemente me voy a ver?
Taxista: — No le eche mente, mijo
Bree: — pero debo bajarme un poquito el jean ¿no te molesta?
Taxista: — dale, dale

En realidad le mentí diciéndole que tenía plan sexual, pero debía justificar la lencería, así que hasta el momento el simple hecho de atrapar su mirada, me tenía excitado

Taxista: — Las tienes bonitas
Bree: — ¿Qué cosa?
Taxista: — las nalgas
Bree: — ¿te parece?
Taxista: — sísa...
Bree: — ay gracias... no es mucho, pero es lo que hay...

Ahí fue dónde me bajé un poco más el jean y me puse de lado para “hacerme otra foto”.

Bree: — menos mal tienes vidrios polarizados, por eso te esperé, porque el otro señor no tenía vidrios  oscuros
Taxista: — bueno ya sabes... a la orden y gracias
Bree: — nombe, Gracias a ti, yo que fueses tú
Taxista: — ¡eche! ¿Yo por qué?
Bree:— porque me inspiraste bacanidad y porque los hombres conservados me llaman atención, perdón por decir eso

Taxista: — [risas] ¿así es la vaina?
Bree: sí, de hecho tengo una fantasía
Taxista: — ¿Cuál?
Bree: — chupársela a un conductor
Taxista: — ¿ah sí?
Bree: — y no sólo eso. También deseo que me acaricien las nalgas en un carro mientras conducen

Yo lo vi mirando  todo lado y agarrandose la entrepierna a ratos

Taxista:— vamo’ a ver...
Bree: — ¿me vas a complacer? Me gustaría sentir esas manos
Taxista:— vamo’ a ver...

Se estacionó debajo de un palo de mango frondoso y ahí le mostré el culo, sentía un corrientazo debido a la sensación de estar a punto de sentir esas manos ásperas en mis nalgas, me puse de ladito mirando hacia afuera y de repente... sentí esa mano en mi culito, en cuanto sentí ese calor... levanté el culito y sentí que su dedo medio hurgaba mi ano con cuidado, no pude evitar gemir sintiendo ese dedo y al mirarlo, él estaba pendiente que nadie pasara y tenía la verga afuera.

Entendí la


jueves, 19 de marzo de 2020

Ordeñé al huesped


He vuelto con una nueva historia por compartirles.
En esta ocasión les contaré sobre Harold, un amigo de mi hermano que esruvo de huesped en mi casa durante una semana.

Harold, como llamaré a este hombre, es amigo de mi hermano.
Se hicieron amigos cuando mi hermano vivió en Medellín; mi hermano pasó un momento duro en Medellín y Harold fue el único que le dio la mano. Desde entonces se fortaleció esa amistad.

A mediados del 2017 conocí a Harold porque llegó a Barranquilla durante una semana para una diligencia.

Mi hermano no vivía en Barranquilla para aquel entonces, pero le dijo a su amigo que se hospedara en casa durante esos días, mi madre gustosamente aceptó atender a Harold como gesto de agradecimiento.

Como era de esperar, el huesped se alojaría en mi habitación, en otra cama junto a la mía.
Una tarde llegué de la universidad y encontré a Harold, un hombre físicamente bello, 1.84 estatura, delgado, ojos color miel y trigueño, mi mamá lo presentó y yo al ver semejante monumento de hombre me emocioné.

Como típico paisa, el tipo súper agradable y xonversador, hablábamos bastante, me contó que estaba en la ciudad por una oferta laboral que tenía para trabajar en una granja cerca a Barranquilla, o sea, en Sabanagrande Atlántico, ya que es veterinario de profesión.
En mi casa acostumbramos merendar antes de acostarnos, una noche mamá me dijo que llevara un jugo con galletas para Harold, cuando abrí la puerta vi a ese hombre en pantaloneta super ajustada.

Yo no sabía para dónde mirar y le engregué la merienda.

Nos pusimos a hablar y me pidió le acompañara al día siguiente a tomar el transporte para ir a Sabanagrande, obvio yo acepté ayudarle en eso.

Esa noche no pude dormir porque me masturbé recordando su cuerpo y esas piernotas y además, por los ronquidos. Nadie es perfecto [risas]...

Al día siguiente me despertó Harold, ya estaba listo, incluso ya había tendido su cama. Yo corrí rápidamente a ducharme para ir a acompañarlo.

Cuando estábamos desayunando me dijo:

Harold: ve, perdoná
Bree: ¿por qué?
Harold: ¿no escuchaste cómo ronco? Parezco un león, parce... ¡qué vergüenza!

Bree: [risas] no te preocupes, yo no sentí...

Harold: no, parce, no te creo [risas]
Bree: fresco, no sentí casi
Harold: ah, ¿viste que sí? [Risas]

Esa mañana lo acompañé hasta la granja y le indiqué como regresar.
En la noche llegué a casa porque lo quería ver, lo encontré hablando de fútbol con mi papá, discutiendo sanamente sobre Nacional vs Junior... estaba yo deseando llegara la hora de ir a dormir para verlo otra vez ligero de ropa.

Todas las noches charlábamos hasta que nos daba sueño, me hablaba de su hijo, de sus proyectos y yo mirándole los pectorales, qué delicia de hombre.

Él siguió yendo a Sabanagrande y faltando un día para irse me dice...

Harold: ve, parce, ¿vos tomas?
Bree: poquito, pero sí
Harold: mañana invito unas cervecitas pa' agradecerte la atención, mijo

Bree: no te preocupes, lo hago con mucho gusto

Eso lo dije mirando su bulto, quería que lo notara, después me dio vergüenza pero igual ya se iba pronto.

El viernes me dijo tipo 07:30pm que si conocía un lugar donde ir a tomar, yo lo llevé a un estanco y empezamos a tomar Águila negra, dejé que fuese él quien tomara más, yo tomé poco... mientras hablábamos de todo un poco.

Yo quería aprovechar ese momento que estábamos tomando para propiciar un rato de morbo pero no sabía cómo.

Bree: hey, un gusto conocerte, aparte también te agradezco por lo bien que te portaste con mi hermano en Medellín, ya sabes, en Barranquilla tienes una casa.

Harold: ahhh, parce, qué bacano, nada que agradecer, pa' eso están los parceros...gracias a vos más bien y a tu familia

Bree: cuando quieras puedes venir, así me espantes el sueño a raticos [risas]

Harold: [risas] que pena, parcerito.La próxima me quedo en un hotel

Bree: es molestando, ni se te ocurra, yo me aguantaría ese ronquido las veces que sea, con mucho gusto

Harold: ¿ah sí? Veapues, con lo fastidioso que son los ronquidos...

Él me quedó mirando y se echó a reír, yo me reí y lo miré nuevamente a su entrepierna.

Se fue a orinar y cuando volvió me preguntó

Harold: ve, parcerito, con todo respeto yo te voy a hacer una pregunta... ¿vos sos gay?

Bree: [risas] no sé...
Harold: ¿cómo que no sabés? ¿estás confundido?

Bree: yo creo que sí [risas]

Ahí lancé mi dardo y no volvimos a hablar de eso ahí, me hizo comentarios sobre las costeñas, que muy bonitas y culonas... siendo ya casi las 11:00pm nos fuimos a casa.

Él sí estaba algo mareado, tanto que se acostó con ropa y se estaba durmiendo, mamá me llamó para merendar y me llevé la merienda a la habitación.

Le ofrecí un mini-perro que había preparado mamá y mientras se lo comía me ofrecí para ayudarle a quitar los zapatos, pero él no quería, que le daba pena

Harold: noo, que parce, cómo vas a hacer eso? Con lo que he molestado roncando e incomodando...

Bree: ya te dije que no hay lío, ven y te ayudo a quitarte el pantalón.

Le quité el jean y él se puso cómodo. Le dije que tal vez había una manera de pagarme...

Harold: ¿cómo?
Bree: [risa tímida]

Me dio pudor decirle, pero le miré fíjamente la entrepierna, hubo un silencio incómodo y no hice más que apagar la luz, volver a su cama y acariciar su bulto.

Me temblaban las manos y todo, su mirada fue como "haz lo que quieras"

Él agarró mi mano y de repente sentí su vefga caliente... ufff, ¡que momento excitante!

Ahí supe que había entendido y bajé a mamarle la verga ufff... una verga gruesa y grande, que completo ese macho.

Sólo se escuchaban sus jadeos y el sonido de mi boca chupando. Le mamé la verga y finalmente se corrió en mi cara, recibí esa leche caliente e inmediatamente fui a limpiarme.

Él quedó rendido y roncando...

Al día siguiente cuando desperté ya no estaba, se había ido a Medellín y no sentí.


Esa es una escena que recuerdo, me erecto y hasta imagino como hubiera sido si esa noche me hubiese penetrado.


-FIN-

¡GRACIAS POR LEERME!




El barbero

Steven. Así llamaremos al barbero. Solía ir a su barberia pero mi trato con él era limitado, solo relación cliente-barbero. Hace unos días v...