domingo, 21 de marzo de 2021

El vendedor de plátanos

Reaparezco después de unos meses sin escribir por este medio, gracias a mis fieles lectores por sus mensajes, he vuelto por ustedes para mantenerlos al tanto de mis aventuras.

Hoy retomo con los cortos relatos, trayendo a un personaje de nacionalidad venezolana. Ustedes, mis lectores fieles, saben la fascinación que me produce un hombre venezolano.

Pues empecemos... a Teddy lo ví por primera vez hace unos meses, cuando estuve aislado por sospecha de Covid, mientras esperaba resultado en casa.
En Barranquilla, como en varias ciudades de la costa, hay mucha presencia de vendedores ambulantes que recorren las calles pregonando sus productos.

«PLAAAAAAATANO, PLÁTANO GRAAAAANDE» escuché por medio de un megafono una mañana de lunes, estando en la sala de mi casa.
Me asomé para ver quién pasaba y vi a un moreno guapo que iba en compañía de un niño aproximadamente de 11 años.

Él se detuvo justo frente de mi casa, porque me vio en la puerta «A LA ORDEN, LLEVO LOS PLÁTANOS BIEN GRANDES, ZANAHORIA, CEBOLLA... ¿VA A LLEVAR?» me preguntó Teddy.

Yo no tenía mucho dinero, pero le dije que me esperara. Fui a buscar la billetera y a ponerme una mascarilla para salir. Él no tenía mascarilla puesta, pero en cuanto me vio con mascarilla, sacó una y se la puso.
—Patrón, a la orden— me dijo el vendedor de plátanos.

—Véndeme por favor una bolsa de plátano verde y una de plátano maduro— le dije.

Mientras él seleccionaba las bolsas aproveché para preguntarle qué días pasaba por el sector, él me dijo que llevaba algunos meses pasando por mi sector.

—Aqui tiene, patrón, a la orden siempre ¿No va a llevar la cebolla?— preguntó mientras le pagaba. A lo que le respondí que por el momento, sólo llevaría plátanos porque me gustaban por lo grandes.

—Me gusta el plátano bien grande, por eso en cuanto te vi pasar, me asomé– comenté

El niño me miró de pies a cabeza y eso me pareció muy chistoso, le di las gracias y prometí volverle a comprar.

No lo volví a ver porque mis resultados salieron negativo y volví a trabajar.

Honestamente ya se me había olvidado el vendedor de plátanos, hasta que una mañana de domingo, tipo 8a.m. yo estaba ya despierto por aquello de la costumbre de levantarme temprano, aún cuando es fin de semana. Escuché su voz promoviendo lo que vende y abrí un poco la puerta, me puse de espaldas y bajé un poco mi pantaloneta para dejar ver un poco mi trasero (truco viejo) 

Acaricié suavemente una de mis nalgas en cuanto lo sentí pasar cerca y noté que se quedó callado, voltee para ver y estaba ahí estacionado, no me dijo nada, sólo miró de un lado a otro y siguió caminando... De repente, ví que giró su carro donde lleva los plátanos y se devolvió.
Él llevaba puesto esa mañana una pantaloneta de esas que trae dibujos animados estampados, una pantaloneta que dejaba ver sus muslos bien formados, las pantorrillas firmes, un suéter con un chaleco con capucha para protegerse del sol y una gorra con bandera de Venezuela.

Entendí que si había retrocedido era porque se dió cuenta de mi travesura. Agarró su bulto que estaba bien duro. Pero no permaneció ahí por mucho tiempo y se marchó.
Yo salí tras él y caminé un par de cuadras cerca de él

Bree — ¿Qué tal? ¿Cómo te llamas?
—me llamo Teddy— respondió 

Teddy — ¿tú qué, vale? ¿Con quién vives?
Bree — vivo con mis padres y ya ¿Por qué?
Teddy — ahhh, pensé que vivías solo

Como era temprano y las calles estaban solas, marcó su bulto y volví a mirarlo más cerca

Bree — Wow, qué miedo ¿Tienes número? 
Teddy — Dame el tuyo
Bree — en el momento no tengo porque me robaron el teléfono, pero en cuanto tenga celular te puedo contactar.
Teddy agarró una libreta y un bolígrafo, anotó un número y me lo entregó.
Él siguió su camino y me fui a casa sonriendo.
Anoté el número en una agenda para asegurarme de no perder el contacto. En cuanto tuve un celular provisional que me entregaron en la empresa, agregué su número y sin dudarlo le escribí, pero sólo llegó un chulito, dejé así y pasaron varios días para que Teddy respondiera.

Teddy — ¿Quién es?
Bree — Soy el chico que te compró plátanos y te pidió el número la otra mañana de domingo
Teddy — ahhh, ya sé
Bree — ¿En qué andas? ¿Interrumpo?
Teddy — no vale, ¿Qué haces?
Bree — aquí, recuperando contacto con muchos 
Teddy – ¿Con muchos qué?
Bree — con muchas personas 
Teddy — tú eres tremendo, ah
Bree — ¿Por qué lo dices?
Teddy — tú sabes porqué lo digo
Bree — [risas] oye, ¿el niño que te acompañaba aquel día quién es?
Teddy — es mi hermano
Bree — pensé era tu hijo
Teddy — todavía no tengo hijo, mi mujer tiene ocho meses de embarazo
Bree — ya casi eres papá, porque ya eres papacito

[Risas] así estuvimos chateando sólo un rato, bloqueé su número y eliminé la conversación

Un sábado amanecí con ganas retenidas de sexo que lo volví a contactar, pero esta vez lo llamé y le pregunté dónde estaba, me respondió que estaba en el centro y me dice — ¿Cuándo nos vemos? — 

Impulsivamente le dije — ¿Puedes hoy? —
Teddy —¿Dónde nos vemos? Yo llego
Bree — ¿Seguro? 
Teddy — estoy claro
Lo cité en un hotel, le indiqué cómo llegar y me dijo que ahí estaría.

No niego que de repente me entró una ansiedad porque no deja ser riesgoso tener encuentro con un desconocido, pero me armé de valor, abrí mi baúl de prendas de lencería y elegí unas medias liguero, un hilo dental, como no tenía teléfono celular aún, me llevé el celular de mamá porque yo quería documentar ese encuentro.

La hora llegó, le llamé unos minutos antes de entrar al hotel, le di el número de habitación y me dijo que ya estaba cerca, me llené de nervios porque hacia rato no tenía un encuentro en hotel. Me arquee en cuatro, dejé la luz tenue, encendí el TV y lo puse en un canal de XXX.

Al rato sentí que tocaron la puerta dos veces, yo la había dejado sin seguro y él entró. Encendió la lámpara y me quedó mirando mientras se desabotonaba la bermuda que tenía puesta, estaba en chanclas y entró al baño para limpiarse un poco.

Salió del baño, se acercó a la punta de la cama, rozó su dedo por mi ano y dijo — qué rico está ese culo, no me puedo demorar— se acostó con la verga parada y agarró mi cabeza para ponerme la boca frente a su verga.
Sin usar mis manos toqué su verga con mis labios y comencé a hacer sexo oral a Teddy, me impresionó que al sacar la verga de mi boca se veía más grande.
Le pregunté si podía sacar el celular para tomar una foto y me dijo que sí, se levantó de la cama y le tomé la foto, inmediatamente le pregunté si podía grabar, me dijo que sí y le pedí que se cubriera el rostro.
Teddy me puso en cuatro, agarró fuerte mi cintura y yo puse la cámara a grabar.

Apliqué mucho lubricante en mi ano, me metí un dedo y eso como que le emocionó, que hizo un sonido que interpreté como un «qué rico».

Teddy — ese culo se te ve bello, vale, arquéate más...
Le hice caso y vi en el reflejo del espejo su figura, un hombre bien formado de cuerpo, unas nalgotas y brazos fuertes, no imaginan los movimientos que hacía mientras me penetraba Teddy, moví mi pequeño culo con mucha fuerza y él se quedó quieto viendo cómo lo hacía, de repente... Se montó a la cama, yo en cuatro punta de cama, y con mucha fuerza me penetró que sentí su verga hasta lo más profundo.
Me fijaba en la cámara y él posaba mientras taladraba mi culo.

Teddy — ¿Quieres que te eche la leche en el culo?
Bree — Sí...

Entonces se quitó el condón cuando ya empezó a eyacular y regó mis nalgas con su semen caliente y pegajoso. Él entró al baño, yo me levanté, resbalé con el semen que había en el piso y casi me caigo 😂

Cuando él salió, me dijo — quiero que borres el video— 
Lastimosamente lo tuve que hacer en su presencia, pero yo respeto mucho y por su tranquilidad lo hice.
Le pregunté si podía quedarme con el vídeo donde no se le veía rostro y me dijo que sí, al igual que con la fotografía que le tomé al principio.

Tal cual como lo dijo al entrar a la habitación, en cuanto terminó se vistió y se fue. Solo estuvimos unos 20 minutos aproximadamente, no fue el tiempo que esperaba, pero sin duda, lo suficiente pa' demostrarme que valió la pena y de una manera clara, eso es lo que más me excita, que a diferencia de otros casos dónde hay un proceso un poco más tardío, donde los provoco con mi material para lograr mi cometido, su mirada me excitaba mucho, sus jadeos, sobretodo su mirada de morboso.

Me dijo antes de irse que lo llamara cuando pudiera y repetir, aún no lo he hecho, pero sé que volveremos a estar y espero ganarme su confianza como ha pasado con otros personajes más quisquillosos que niegan el permiso de dejarse grabar y finalmente aceptan.

Mientras tanto, cuando pueda vuelvo a probar aquel plátano venezolano.




¡Gracias por llegar nuevamente hasta este espacio para leer esta nueva aventura!

Bree.

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