lunes, 11 de noviembre de 2019

“Si se pone dura, te la meto” [FINAL]


Aldair me llamó para preguntar si efectivamente estaba solo en casa, yo le confirmé que sí. Debo confesar que yo estaba algo nervioso, porque no sabía exactamente con qué tiempo contaba; sin embargo me alisté y preparé todo para ese anhelado momento.

La ventaja es que no estaba lejos de mi casa, así que en cuestión de pocos minutos ya estaba en casa.
Si yo estaba nervioso, él ni se diga, me preguntó si por mi cuadra sabían de mi sexualidad, a lo que respondí que no. Lo recibí con una gaseosa y nos sentamos a hablar en el sofá.

De repente... le pregunté “¿puedo mostrarte lo que me puse por debajo?”
Él miró para todos lados como si hubiese gente mirándonos y dijo “ajá”.

Yo traía un hilo rojo, así que ahí mismo en el sofá me bajé un poco el jean y le mostré el culo.

Fue emocionante verlo tocarse la verga por encima de ese uniforme de guarda.
A partir de ese momento sólo hubo silencio, me levanté, cerré la puerta de la casa y me dirigí a mi habitación sin decirle “ven acá”. Llegué a mi cama y me puse en cuatro, ya me había quitado el jean y quedé en medias liguero y el hilo, para que fuese lo primero que él viera al entrar.

Ahí estaba él mirándome sin decir nada, yo sólo movía mi culo despacio...

De un momento a otro, sentí su mano áspera agarrando mis nalgas. Tan solo recuerdo esa escena y dilato. Extendí mi mano hacía su pierna y lo traje a mi culo para que rozara su paquete en mis nalgas.

Aldair me agarró por la cintura y me recostaba su miembro con pantalón puesto y yo estaba que le pedía que me penetrara, pero fue ahí cuando volteé para bajarle el pantalón y hacerle sexo oral.

Me dijo que cubriera mi cara porque lo incomodaba un poco ver que un hombre le estaba haciendo sexo oral; yo no le vi lío y me cubrí con un suéter.
Yo no sé si nunca se la habían chupado con jalada de huevas y todo, pero ese hombre gemía delicioso. No es una verga muy grande, pero gruesa sí está y eso ya es suficiente.
Noté que le gustaba que le cubriera la verga con mi garganta y así me agarraba fuerte por la cabeza fuerte para retener mi garganta en su verga.

Dijo “me voy a venir” porque yo chupaba con muchas ganas su verga, así que me detuve y saqué un condón y se lo mostré, como solicitando su permiso, no me dijo sí, pero tampoco me dijo no.

Pero deduje que cualquier hombre con la verga dura no se acuerda ni qué día nació y aproveché para ponerle el condon. Me puse en posición de espaldas para cabalgarle y así me entró toda su gruesa verga.

Me pidió que lo hiciera lento porque sentía la leche en la punta, pero de repente... me la sacó e impulsivamente me puso en cuatro, pero en el piso. Sin compasión me agarró ahí en el piso y me embistió con muchas ganas, me dolía ese grosor, aparte estaba incómodo ahí arrodillado sin amortiguar mis rodillas, me dolía las rodillas, pero escucharlo y verlo agitado me llenaba de placer y saber en qué condiciones nos habíamos conocido. Yo decía en mi mente como “merezco este dolor, pero vale la pena”

Le pedí en medio de la faena que me dejara grabar un poco, con su cabeza me dijo que no. Pero ahí fue cuando exclamó un suspiro profundo... dando señal que su leche ya estaba afuera.

Se sentó en borde de cama con el condon lleno de semen, con sudor corriendo por su frente y pidiéndome una toalla.

Le quité el condon, lo limpié con paño húmedo y rápidamente se puso el pantalón, que fue lo único que se quitó.

Desde que Aldair tuvo su hijo poco hemos conversado, hace un par de meses nos topamos en una EPS y charlamos como si nada hubiese pasado, no sé si se vuelva a repetir, pero una cosa sí digo cada que veo sus estados en mi WhatsApp : “eso que tienes entrepiernas me lo comí”.

FIN.

lunes, 4 de noviembre de 2019

“Si se pone dura, te la meto”


Cuando leo sus comentarios cada que comparto un video o relato sobre como convenzo a heterosexuales para tener sexo conmigo, me río mucho porque uds creen que todo es tan fácil para mí. Y con esto no quiero decir que me exigen algo o me cueste más que tiempo, sino que tratar de meter a un hetero en contexto de experimentar sexo con un homosexual es algo que no compromete su convicción de sexualidad es, en algunos casos, complicado. Por ejemplo, como fue el caso del protagonista de mi relato el días de hoy.

Al personaje de hoy le llamaré Aldair. Es un chico muy joven, guarda de seguridad. Lo vi por primera vez, mientras ejercía su labor en un Homecenter.

Solía ir mucho a Homecenter y algunas veces lo veía de lejos. Es un chico moreno, delgado, alto (1,80 aproximadamente) no muy agraciado, pero con un contundente paquetote que le resalta su uniforme.

Una vez me acerqué para hacerle una pregunta de localización y muy amable me ayudó.
Por cosas de la vida, un día viendo Facebook, lo reconocí porque lo vi en una foto con una amiga en común. Presioné su etiqueta y efectivamente era él, lo reconocí por una foto suya en uniforme.

Le envié atrevidamente solicitud de amistad (digo atrevidamente, porque no acostumbro enviarle solicitud de amistad a desconocidos, ni acepto solicitud a desconocidos). A los pocos días Aldair aceptó mi solicitud y yo levemente le di “like” a un par de fotos.

Como era de esperarse, él me escribió al Messenger para preguntar quién era yo, porque yo no era conocido, sin embargo teníamos una amiga en común. Ese fue el gancho para empezar a chatear.

De ahí en adelante debía ingeniarme de qué conversar, porque le hice creer que había enviado la solicitud de amistad “equivocadamente” mientras veía las fotos de nuestra amiga en común.

Siempre he creído que el momento ideal para propiciar una conversación caliente, es de noche, pues una noche lo vi conectado y le saludé. Él respondió y empezamos a tener una conversación trivial de fútbol, su oficio, a lo que me dedico y así. En medio de lo que contó dijo que es casado, para ese tiempo esperaba su primer bebé y hasta me contó que tenía una relación extramatrimonial con una prima suya.

Yo le celebraba su “hazaña” para tener algo más de cercanía a su mundo. Así que cada que lo saludaba, yo le preguntaba hasta por la amante.

Una madrugada mientras yo editaba un video para compartir en Twitter, Aldair me escribió por chat y le respondí, me dijo que estaba de turno, me vio “on line” y me escribió. Le dije que terminaba de editar un video y le hablaba. Así fue. Yo retomé la conversación y él preguntó video de qué editaba, que si yo era editor. Yo me reí y le dije que era una edición de un video xxx.

Recuerdo que respondió con un “UY ZONA” (una exclamación de asombro que se usa en la costa norte colombiana) le pregunté si quería ver para que me diera una opinión. Le envié el video en el que el barrista de ‘La Banda Los Kuervos’ del Junior de Barranquilla me penetraba en lencería.

De una me preguntó si ese video era mío, queriendo decir que si yo era el día el video. Entonces dijo “ah, que tú eres gay...”

Le pedí discreción y me dijo que no me preocupara, pero que si lo podía ver completo. No le vi lío y se lo enseñé. Luego le mostré otros videos míos y él a medida que veía los videos me hacía preguntas como cuánto le pagaba a los chicos para que se acostaran conmigo. De una le respondí que no era mi estilo pagar por sexo.

Él me contó que le daba rabia algunos gay que se le acercaban o le enviaban solicitud por Facebook pa ofrecerle plata por sexo oral. Ahí me dijo que yo no parecía gay porque yo no le había faltado al respeto. Expresó que el acoso de algunos gay provoca que se hagan coger fastidio y le di la razón.

Esa madrugada se despidió porque debía hacer ronda, yo me dormí.

En otra ocasión, lo vi conectado y lo saludé. Le pregunté si podía pedirle una opinión y le envié dos fotos en lencería: una con hilo rojo y otra con hilo negro y así me ayudara a escoger cual usar en mi próximo encuentro.

Tímidamente me respondió que ambos estaban bien. Encima de eso me preguntó si yo vivía solo. Le dije que no, pero que en ocasiones me dejaban solo en casa por largas horas. Yo le pregunté si había probabilidad de salir un día a tomarnos unas cervezas y respondió que no veía problema. Aproveché su pregunta sobre si vivía solo y le dije los días que estaba solo para que me visitara.

Dijo lo iba a tener en cuenta. De repente suelta un comentario “a ti como que te gustan los morenos , ah? Nada más veo que los manes que te clavan son negros o morenos” me causó risa su comentario y de ahora me agarré para decirle que sí, que los hombres morenos me fascinan. Le di las razones y él dijo “ o sea, que yo te gusto”. Me reí diciéndole que era un convencido, pero que tenía razón.🙊

Aldair me aclaró que le gustaba mucho las mujeres, a lo que yo le comenté eso me parecía más atractivo. Le confesé que sí le tenía ganas desde que lo había visto y que me entraban deseos de al menos hacerle sexo oral. Aldair me restregaba su virilidad, pero decía que no creía que tendía una erección si estaba conmigo. A lo que yo le dije que eso solo lo sabríamos si experimentábamos.

De ahí acordamos un encuentro en mi casa un día que él salía temprano de turno y yo estaba solo en casa. Antes de eso me dijo “si se pone dura, te la meto” eso fue lo que me excitó mucho y me motivó, porqué hasta el momento, ningún tipo ha corrido con la verga flácida mientras le hago sexo oral.

[CONTINUARÁ...]

El barbero

Steven. Así llamaremos al barbero. Solía ir a su barberia pero mi trato con él era limitado, solo relación cliente-barbero. Hace unos días v...