En Colombia y algunos países de LATAM se entiende el término “jíbaro” como un expendedor de drogas. Inicio entrándolos en contexto porque quizá algunos de mis lectores del extranjero no entiendan.
En lo que llevo experimentando cada aventura sexual con tantos hombres desconocidos, que incluso muchas veces no sé ni cómo se llaman, pude añadir a mi lista a un chico jíbaro.
Así que hoy les relataré sobre Johan. Cierta noche estaba aburrido en casa y tuve el impulso de salir a dar una vuelta, así que me fui al Jardín Botánico, era la hora 7:30p.m. aproximadamente.
A diferencia de otras veces que salgo con intención de lo que surja, esa ocasión salí porque tenía algo en la cabeza y me gusta pensar mientras camino, entonces el Jardín Botánico me parece el lugar perfecto porque se respira aire puro.
Como siempre, el Jardín Botánico estaba lleno en su mayoría de personas haciendo deporte. Hice un par de vueltas alrededor del Jardín Botánico y justo en la plaza que está al lado de la cancha de fútbol me detuve para sentarme un rato.
De repente sentí que estaban mirando fijamente y era un chico que se notaba estaba en plan cacería. Yo me levanté de ahí porque a leguas se nota que el chico era gay y pues... no me aparecen.
Me levanté y crucé el puente azul que conduce hacia la zona donde están las máquinas del parque donde los chicos hacen barras.
De hecho, dentro de los chicos que estaban haciendo sus demostraciones de habilidad en las barras, estaba un amigo que me vio y se acercó a saludar. Cruzamos palabra alrededor de cinco minutos y seguí mi camino.
Esta vez estaba esquivando al chico gay que venía tras de mí, hasta que me perdí de su vista, haciendo otra vuelta alrededor del Jardín Botánico.
Ya me disponía para ir de regreso a casa, cuando de repente... vi un chico sentado de espaldas y me llamó la atención cómo se veía de espalda. ¡Vaya, apareció distracción para mi vista!
Él estaba sentado cerca la plaza donde están los asientos de concreto, pero encima de una de esas rocas que hay allí, como mirando hacia la parte oscura. Esa zona es la favorita de la serie parejas que van allí a esconderse, así que no es raro, por ejemplo, ver un guarda de seguridad con cara de casado, besándose en lo oscuro con una mujer o todo lo que pueda pasar por su cabeza. De hecho, había una parejita de adolescentes besándose, uno que otro combo adentrándose a la oscuridad para fumar marihuana y uno que otro jíbaro.
Me ubiqué cerca del chico y me senté en una roca, mirando también hacia lo oscuro.
A ratos miraba hacia donde estaba el chico y le alcanzaba a ver algo en la mano, como un frasco que a ratos inhalaba. Era un frasco con pegante color amarillo que llaman “bóxer” (usado para calzado)
No sé qué me dio verlo inhalar eso, porque en su mayoría los que inhalan bóxer son los habitantes de calle, pero el chico hasta bien vestido se veía, traía puesto un suéter color blanco con estampados, jean negro, zapatos blancos y algo parecido a un morral pequeño cruzado en su torso, aquí le llaman “riñonera”.
Ese accesorio (riñonera) suele usarlo todo el que vende drogas. Por un momento el chico miró hacia donde yo estaba y me dijo con acento paisa “bien o qué?” (acento paisa es el acento de los que viven en Medellín, para los que no son colombianos)
Bree: ehh... sí, todo bien 👍🏼
Él se acomodó la riñonera, como tratándola de esconder, miró hacia mí y se levantó, acercándose a mí
Johan: tomces qué, parce? ¿Qué está buscando por ahí? Aquí se le tiene
Señaló su riñonera. Me dio algo de miedo, pero entendí que era jíbaro y lo corroboré cuando me preguntó si buscaba “weed” o perico.
Yo sonreí y le dije que no, que muchas gracias.
Él inhaló nuevamente el frasquito color marrón y regresó a su puesto.
Bree: hey, ¿puedo acercarme?
Johan: hágale
Bree: ¿Vives por aquí? Nunca te había visto por aquí
Johan: sí, vivo por aquí hace tres meses
Bree: sí, eso noto, que no eres de aquí, por tu acento
Él sonrió y dijo :
¿Sisas, parce?
Bree: sí, ¿y eso? ¿Qué te trajo a Barranquilla?
Johan: vine a camellar con un tío que vive aquí, yo soy tatuador y me gano algo extra vendiendo dulcesitos (sonrió)
Bree: ah, pero chevere, bienvenido por acá ¿donde trabajas?
Johan: en un local que está por la calle 72
Bree: oye, por cierto ¿cómo te llamas?
Johan: me llamo Johan, parce ¿y usted?
Le respondí con mi nombre e imitando acento paisa. Él se echó a reír mientras inhalaba pegante.
Johan: ¿vos sos paisa?
Bree: no, no, sólo soy payaso [risas]
Johan: [risas] es que le suena igual y todo
Su semblante era bastante tranquilo, ya el pegante estaba haciendo su reacción, pues a ese punto de charlar cosas triviales, él se reía de cualquier tontería que yo dijera.
Johan: pensé que buscabas yerba, te parecés a un parcero que vino a comprar la semana pasada
Bree: ah no, no consumo nada
Johan: todo bien, como lo vi dando vuelta, pensé que buscaba mercancía
Bree: ah no, yo venía a otra cosa, pero me quedaron mal
Johan: ¿y eso?
Bree: venía porque quedé encontrarme aquí con alguien que me iba a dar tetero
Él sonrió con los ojos cerrados mientras alejó el frasco de pegante y dijo "¿En serio? ¿querés tetero?"
Bree: la verdad es que sí, pero me iré a casa con las ganas
Obvio yo le estaba mintiendo, porque no había cuadrado encuentro con nadie, pero de alguna manera debía darle entender que quería verga.
Johan: ¡vamos pa' allá!
Bree: ¿Para qué?
Johan: pa darle tetero pues
Me eché a reír y le dije que yo me adelantaba bajando hacia la parte oscura.
Johan bajó después de mí, pero disimulando porque había un grupo de adolescentes fumando. Una vez salieron los muchachitos de allí nos fuimos hacia el arroyito que pasa por todo el medio del Jardín Botánico.
Estaba perfecto porque todo estaba oscuro, él bajó su cremallera y dejó su verga afuera. Johan es blanco, tiene una piel suave y unos brazos marcados.
Toqué su verga y la estiré "Qué provocativo se ve esto" le dije.
Johan se sentó a la orilla del arroyo y yo me acomodé al lado, incliné mi cabeza y metí su verga en mi boca. Es una verga aproximadamente de 17cms y gruesa, seguí chupando, olvidándome que estábamos ahí, al aire libre.
Verlo en desinhibición por efecto del pegante que inhalaba me estaba y sabía que debía aprovechar porque quizá no habría pasado si hubiese estado en sus cinco sentidos.
Me encanta bajarles la ropa interior, lo más que pueda, a la hora de hacerles sexo oral, así que con él no fue la excepción, bajé su ropa interior hasta medio muslo, sentía sus muslos duros y los acaricié mientras chupaba sus testículos. Johan suspiraba profundo al sentir mi boca al pague de su hermosa verga.
De un momento a otro, sentí que alguien se acercaba y efectivamente, alguien estaba cerca, era un hombre, pero estaba a cierta distancia, sentado y mirando hacia donde estábamos. Quise terminar ahí, pero al mismo tiempo me dio mucho morbo saber que alguien nos estaba viendo.
Johan: ¿qué pasó?
Bree: nada, estaba tomando aire [sonreí]
Retomé mi sesión de sexo oral y a ratos miraba hacia donde estaba aquel hombre enseñándonos. Mis movimientos de cabeza y cuello aumentaron mientras chupaba su verga, porque pude notar que aquel hombre se estaba masturbando desde su sitio. Supe que no tenía de qué temer porque estaba guardando distancia.
De repente nos sorprendió un par de gais que pasaron mirando sin disimular e intentando como unirse, pero obvio ahí interrumpí y me acomodé para esperar que ellos se alejaran, pero no lo hacían.
Entonces Johan sacó un puñal, se levantó y les dijo: ¡ABRANSE DE AQUÍ, PUES, PIROBOS!
Ese par de curiosos corrieron como si hubiesen visto al diablo.
"Seguí, pues" dijo Johan.
Bree: mejor vayamonos a un lugar más sólo porque ya están pasando mucho por aquí
Johan se subió el pantalón y me dijo que nos ubicaramos detrás de un árbol, donde por cierto, una vez tuve sexo. Yo no estaba tan a gusto porque cada vez más estaban ingresando más a la zona oscura.
Johan: vamos y me la chupa en la pieza, pues
Bree: ¿donde vives?
Johan: por aquí cerca...
Nos levantamos y pasando por el árbol donde una vez tuve sexo, me detuve y me agaché. Johan sonrió y le volví a sacar la verga ahí, pero el mismo par de gais que habían pasado minutos atrás, estaban merodeando, así que salimos de ahí, rumbo a su pieza.
Cuando íbamos rumbo a su apartamento, apareció una muchachita toda coqueta, de buen cuerpo y usaba short roto. Lo llamó por su nombre y le dio un beso en la mejilla.
Él se emocionó al verla y al parecer era una amiguita de cama. Yo seguí mi camino y él quedó ahí charlando con ella, entre risas y coqueteo. Yo entendí que no debía esperarlo porque era evidente que ese par eran amantes.
Y no me equivoqué, se fueron juntos mientras él agarraba su cintura.
Definitivamente, como dice el dicho "nadie sabe para quien trabaja".
En todo caso, no estuvo mal el ratico inesperado de morbo con ese paisa lindo. Al menos pude prepararlo para que otra se comiera todo eso [risas]
Volví varias noches a la misma hora justo a ese sector, pero no lo volví a ver. En todo caso, nadie me quita lo chupón.
¡Muchas gracias por seguir esta corta aventura!
FIN
CON CARIÑO,
BREE