domingo, 12 de abril de 2020

Primera mamada grupal en Semana Santa

¡Hola, morbosillos y morbosillos!

A propósito de la Semana Mayor (o Semana Santa, como muchos la conocen) en el capítulo de hoy les traigo un recuerdo sobre una de mis primeras aventuras vividas cuando era un adolescente.

Tenía yo catorce años y ya saben que es una etapa bastante cachonda, ya me masturbaba desde los trece años, pero nada de experiencias sexuales.

Tengo familia en la región de Córdoba, un tío materno vive hace años en esa región de la sabana colombiana. Normalmente mi madre y mi abuela viajaban en Semana Santa a Montería y de allí, a una finca que mi tío tiene en Tierralta. Para esos días una prima de Montería estaba viviendo en mi casa por cuestiones de estudios universitarios; esa Semana Santa mi prima armó viaje para Montería y me dijo «Oye, vamos a pasar Semana Santa a Tierralta» no lo pensé dos veces y dije a ligera un rotundo sí, además porque sólo iría con mi prima.

Cuando yo era pequeño solía ser algo tímido, así que llegar a prácticamente conocer primos era algo que me intimidan, sobretodo porque son más hombres que mujeres, mujeres sólo tengo dos primas.

No olvido la cara de mis primos cuando me vieron llegar, me miraban como bicho raro, yo los distinguía, pero no tenía tanta cercanía, ni confianza, además eran un poco más grandes que yo.

Rápidamente mis primos me integraron y esa timidez inicial se me pasó. Compartía habitación con dos de mis primos. Esos días la pasábamos yendo al rio, los acompañaba a cazar iguanas y llegábamos a casa cayendo la tarde. Recuerdo que el miércoles de esa semana cambiaría todo.

Mis primos tenían un amigo que vivía en la casa de enfrente, Gregorio, recuerdo ese nombre y lo recuerdo porque era más grande que mis primos, ya era mayor de edad, tenía 18 años, pero andaba con mis primos que uno tenía 14 y el otro 16 años. En todo caso recuerdo a Gregorio porque ya se veía hombre y sus pectorales eran bastante llamativos, un cuerpo forjado por fuerza bruta, nada de músculos de gimnasio.

Les confieso que yo me fijaba en la entrepierna de Gregorio mientras él jugaba uno de esos videojuegos. Estaba yo distraido cuando escuché «Burranquilla» entre risas, yo reaccioné riéndome como tonto «¿Burranquilla? Será Barranquilla» corregí.

«Nada, es Burranquilla porque allá buena burra que deben comer» agregó Gregorio en tono de burla. «¿Ya probaste burra?» me preguntó Gregorio, a lo que sorprendido respondí que no, además yo pensé que se referían a una prostituta.

«¡Vamos a acariciar una!» dijo Andrés, uno de mis primos, me convidaron y nos fuimos a caminar por unas hectáreas, no sé cuánto caminé, pero me fui con dos de mis primos y Gregorio.

Ellos todo el tiempo se reían, ahora entiendo que yo les causaba risa, o más bien mi cara de incertidumbre. A lo lejos Vi a la burra, «¡TOÑIIIIIIIITA! Ohhhh, Toñita» llamó Gregorio a la burra. Le miré la cara y ahí supe que no se referían a una prostituta, sino, literal, a una burra.

Empezó Duván, uno de mis primos, se bajó la pantaloneta y ahí le vi esa verga gruesa y torcida a uno de mis primos, cuando veo que Andrés y Gregorio se sacaron la verga masturbándose cada uno como esperando su turno, ajá, yo estaba dándome un caldo de ojo viendo tanta verga suelta.

Yo no hallaba qué hacer o qué decir, miraba para todo lado. Asqueroso me parecía cómo penetraban a esa burra. Antes de llegar el turno de Gregorio para penetrar a la burra, me dijo «Ven, dale tú» yo dije que no, pero ellos insistían entre risas, yo mantuve mi posición y ellos siguieron dándose gusto con la pobre burra.

Durante el regreso a casa de marica no me bajaban, hacían burlas con eso, que la burra era el primer amor de todo macho costeño y cosas de ese tipo, que la burra hacía crecer la verga y apretaban rico con su vagina. Yo no sé si efectivamente la burra influye en el crecimiento del tamaño del pene, pero esos tres traviesillos tenían lo suyo.

Esa noche no pude dormir, pero mirando a mis primos dormir y fijándome en sus piernas y entrepierna. Prácticamente ahí al lado de ellos me masturbé fantaseando con esas vergas.

Al día siguiente en hora de almuerzo Andrés me convidó para ir a una quebrada, dizque a pescar y a agarrar animalitos, obvio iríamos los mismos, esta vez se unió Esteban, otro amigo de mis primos y tipo 02:00p.m emprendimos para la quebrada, un tránsito bajito de rio, allí fuimos. Creo que mi gusto por hacer travesuras al aire libre viene de lo que viví en esas vacaciones.

Después de fallar en intento de cazar animalitos de monte con hondas, nos metimos a bañar en esas aguas. Todos, excepto yo, se quitaron la pantaloneta, sí, ahí tenía cuatro chicos completamente desnudos. Yo me quedé en calzoncillo y un poco alejado.

«¿Tú fuiste el que no comiste burra?» me preguntó ese chico, Esteban.

No le quise responder, porque ya me estaban agarrando de parche, pero ese muchachito Esteban se jalaba la verga mientras hablaba de pie, los demás estaban bajo el agua, pero también jalándosela, ese movimiento se nota.

«A él como que le gusta es la cotopla» (para los que no sepan, COTOPLA es una de las formas de referirse al órgano reproductor masculino) [risas] exclamó Gregorio entre burlas y todos se reían, pero ahí sí me reí.

«¿Si ven? Ahí sí te ríes.» Añadió Gregorio.
«¿Quieres chupar mondá? Yo te pongo»  

No dije que sí, pero tampoco que no, sólo sonreí y me acerqué. Me hice al lado de Gregorio y me puso a masturbar lo mientras los demás se reían y se jalaban la verga viéndome.

«Pero chúpala» dijo Duván, uno de mis primos y ahí fue cuando la fiesta empezó. La verga de Gregorio no me cabía en la boca y me daba como ganas de vomitar.

«¡Vámonos detrás de aquel palo, ve!» sugirió Esteban, pero Gregorio dijo que era mejor en el agua porque podíamos disimular.

Al terminar de chuparle la verga a Gregorio se puso cerca de mi y agarré su verga para seguir con él, ya era la segunda verga que llevaba a la boca, mis ojos botaban lágrimas por tanto chupar y por esa sensación de vómito que me daba cuando follaban mi boca.

De un momento a otro yo estaba arrodillado en medio de ese lugar, chupando tres vergas, excepto la de Esteban porque él estaba algo alarma.

Andrés me agarraba la cabeza para embutirme con la verga de Duván, lo mismo hacía cuando pasaba a la verga de Gregorio y por supuesto, cuando le chupaba su verga 

La primera chorreada de leche en la cara que recibí fue la de Duván, él se retiró a bañarse y seguí con Andrés y Gregorio. Esteban sólo miraba.

Gregorio se vino en mi boca, pero yo inmediatamente boté el semen al agua porque me dió asco, a Andrés lo hice eyacular masturbándolo.

Ya casi caía la tarde volvimos a casa. Cenamos, nos bañamos , pero me daba como vergüenza mirarlos después de eso y ellos poco me hablaban. Me sentí incómodo, que no quería ni entrar a la habitación.

Esa noche me quedé dormido en una hamaca que estaba en el pasillo del patio, con tal de no verlos. Al día siguiente mi tía me preguntó porqué había dormido afuera y no en el cuarto, que si estaba peleado con mis primos, si era así, que le dijera. Pero yo sonreí y le dije que nunca había dormido en hamaca y me había quedado dormido.

El viernes santo en horas de la tarde me senté junto a mis tíos a ver una de esas películas de la muerte de Jesús, eran tipo 5:00p.m 

«¡BUENAS! ¿Están los pelaos?» saludó y preguntó Gregorio.
«Entra Gollo, están en el cuarto» respondió mi tía.

La llegada de Gregorio me puso nervioso y a la vez ansioso, porque me daba vergüenza verles la cara, pero al mismo tiempo quería estar allá adentro.

De repente, Andrés gritó mi nombre desde allá «¡VEN ACÁAAAAAA!» 
Me dirigí hacia el cuarto y allí estaban "viendo una película" 

Gregorio: — Ajá, y ¿tú qué?
Bree: — nada
Gregorio— ¿Cuándo te vas pa Barranquilla?
Bree: — el lunes temprano
Gregorio: ¿Pa cuándo la despedida? [Carcajadas]

Vi a mis primos reírse y me sentí a gusto. Mientras jugaban Mario Bross me convertí en la perra chupadora de Gregorio y mis primos, es excitante recordar que solo alumbraba en la habitación la luz del televisor, las luces estaban apagadas y esos chicos sin boxers.

Chupándole la verga a los tres al tiempo tocaron la puerta, yo salté y me ubiqué en una cama, mis primos y Gregorio fingieron jugar «¿QUÉ PASÓ?» dijo Andrés.

«¡Abran, soy yo!» era Esteban, cuando supimos era él, yo volví a ubicarme para seguir chupando y miraba a Esteban.

Esta vez Esteban sí bajó su pantaloneta color roja y se acercó cuando Duván se retiró para buscar algo en la cocina y a la vez a vigilar que no entrara nadie más.

Así fue como experimenté hacer sexo oral grupal, no me arrepiento de haber ido a ese pueblo de clima super caliente. Siempre evoca mi memoria para estos días que fui la perra de cuatro machos vergones.

—FIN—

¡GRACIAS POR TU VISITA!
Me encantaría leer tu comentario, déjamelo y responderé.

Hasta una próxima entrega.

El barbero

Steven. Así llamaremos al barbero. Solía ir a su barberia pero mi trato con él era limitado, solo relación cliente-barbero. Hace unos días v...